Hace semanas que llevo detrás de este post a la espera de ver cómo evolucionaban mis uñas con stickers. Utilicé unas pegatinas para uñas que había comprado en Oriflame por aquello de probar algo diferente y que me habían salido, además, muy bien de precio. Hay distintas marcas (los tamaños también cambian de unas a otras) y miles de modelos a elegir.
Y así quedaron:
En primer lugar, tengo que admitir que cometí el error de usar el aceite endurecedor como suelo hacer antes de la manicura por lo que, aunque se adhirieron bien, no lograron resistir el traqueteo diario en la cocina (sí, no uso guantes). Entre el pelapatatas (siempre me acabo pelando también alguna uña y esta vez me llevé por delante un trozo de pegatina), el agua caliente y el detergente me duraron un suspiro. Sniff, sniff.
Pero no todas... ¡¡la aldea gala sobrevive!! Las que coloqué en los dedos gordos de los pies continúan impolutas después de 4 semanas con ducha diaria aunque, obviamente, ya las tuve que limar un poco. Estoy convencida de que sobreviven, entre otras cosas, porque no les eché el aceite previamente y porque los pies llevan "mejor vida" que las manos y pasan el invierno protegidos por los calcetines :)
¿Cómo se colocan los stickers? Es muy sencillo. Solo tienes que elegir la medida que más se adapte a tu uña y sobre la uña limpia se coloca. Puedes utilizar un palito de naranjo para fijarlos mejor. El sticker sobrante se retira limando la punta de la uña hacia abajo. A mayores, yo les doy un esmalte transparente para que duren más.